miércoles, 8 de marzo de 2017

Algo está sucediendo en la frontera

Los tres últimos fines de semana, sobre todo en sábado que en otros tiempos (antes de la era Trump) era día de compras para muchos residentes fronterizos mexicanos que viven en la frontera con Estados Unidos y era un día en el que los puentes internacionales estaban abarrotados de carros y peatones con tiempos de cruce que variaban entre las dos y tres horas de espera por la enorme cantidad de carros y peatones haciendo fila para esperar su turno para su inspección migratoria, han estado prácticamente vacíos. Esto era algo que no se veía desde hace muchos años, y de hecho los puentes internacionales que conectan a México con Estados Unidos habían estado abarrotados al endurecerse drásticamente los procedimientos de revisión del lado norteamericano inmediatamente después de los atentados terroristas musulmanes del 11 de septiembre de 2001 a las torres gemelas en Nueva York y al Pentágono. Es como si mucha gente de repente hubiera tomado la decisión de ya no cruzar de Ciudad Juárez (México) a El Paso (Texas) usando los puentes internacionales.

Una explicación simplista del por qué muchos compradores mexicanos han dejado de cruzar al lado norteamericano para hacer sus compras buscando aprovechas las ofertas que suelen encontrarse en los comercios norteamericanos como Walmart y BestBuy es que terminaron por cansarse de estar esperando horas y horas para poder cruzar ya sea a pie o en carro de México a Estados Unidos y decidieron acostumbrarse a hacer sus compras en tiendas del lado mexicano sin perder tanto tiempo esperando para cruzar hacia Estados Unidos. Ha habido algo de esto, en efecto, para beneplácito de tiendas del lado mexicano como SMart y Soriana. Pero de cualquier modo, aún así seguía habiendo mucha gente haciendo filas largas para cruzar hacia los Estados Unidos, aunque estas filas largas parecen haber terminado hace poco.

Hay una explicación más realista del fenómeno, que tiene que ver con el ascenso de Donald Trump, racista y xenófobo anti-mexicano, a la presidencia de los Estados Unidos, que le ha dado amplios poderes a los agentes migratorios de ICE (Immigration and Customs Enforcement) para que detengan y le quiten su tarjeta de cruce local (conocida en los Estados Unidos como Border Crossing Card) a cualquier mexicano con cualquier pretexto como el haber cometido una infracción de tránsito en Estados Unidos o simplemente por tener cara de sospechoso de haber cometido o estar cometiendo algún delito así sea menor. Y si bien antes se podía recurrir a los supervisores inmediatos de aquellos agentes arbitrarios y prepotentes que abusaban de sus funciones para quitarle sus documentos migratorios a cualquiera por el simple hecho de caerles mal, en la actualidad ya no es posible llevar a cabo ninguna apelación de este tipo. Esto fue precisamente lo que le sucedió hace poco al actor y comediante mexicano Carlos Bonavides. El endurecimiento extraordinario en las actitudes de ICE no solo en contra de aquellos que se encuentran en calidad de indocumentados en Estados Unidos sino también en contra de los visitantes mexicanos que acostumbraban cruzar de vez en cuando ya fuese de comprar o para visitar algún familiar o amigo que viva en los Estados Unidos seguramente ha asustado a muchos compradores y turistas mexicanos que no quieren arriesgarse a una humillación que puede salir costosa ya que si el agente migratorio que les revise sus documentos decide quitarle a algunos su tarjeta de cruce local conocida como visa láser esto representa una pérdida de los tres mil 360 pesos que cuesta el trámite del documento en un consulado norteamericano además del tiempo y el costo involucrado en reunir los muchos documentos (acta de nacimiento, comprobantes de domicilio, comprobantes de ingresos, carta de no antecedentes penales, etcétera) que se requiren para presentarlos al funcionario consular que dá o rechaza la solicitud de la visa (se trata de una visa para la cual hay que llenar el formulario DS-160 y la cual dá permiso solo para una breve estancia en una ciudad fronteriza norteamericana y solo sirve para ir de compras o de turista o para cualquier otra cosa que no sea buscar algún trabajo en los Estados Unidos). A quien se queda en su casa en México mientras pasan estos 4 años de Donald Trump como presidente, ningún funcionario migratorio de ICE le puede recoger la visa por la cual pagó su buen dinero y que tanto trabajo le costó obtener.

Pero además del susto que se están llevando muchos mexicanos a causa de lo que perciben como una actitud mucho más hostil, hay un rumor persistente que está circulando y que tiene que ver con otra cosa completamente diferente que también puede estar incidiendo en el número de cruces fronterizos que antes eran numerosos, y esto tiene que ver con aquellos y aquellas que usan su tarjeta de cruce local no para ir de compras o para pasearse como turista en algún sitio de interés sino para trabajar, por ejemplo, de jardineros o trabajadoras domésticas en Estados Unidos, siendo que está estrictamente prohibido el uso de la tarjeta de cruce local para buscar y obtener cualquier tipo de empleo o trabajo en los Estados Unidos.

Desde siempre es bien sabido que muchos mexicanos residentes en la franja fronteriza aprovechan y abusan de su tarjeta de cruce local para percibir algún ingreso en dólares haciendo algún trabajo en alguna ciudad norteamericana (por ejemplo en la ciudad norteamericana de San Diego que colinda con la ciudad mexicana de Tijuana), cruzando cada día muy temprano de México a los Estados Unidos, haciendo su trabajo de seis u ocho horas, y regresando a México por la tarde o por la noche. Se trata de gente que viven en México y se traslada frecuentemente a Estados Unidos para trabajar como indocumentados sin autorización del gobierno norteamericano. Algunos, para no ser reconocidos por los agentes migratorios de Estados Unidos apostados en los puentes internacionales, suelen cruzar de México a Estados Unidos a principio de semana, quedándose por varios días en algún lugar (con ún familiar o con un amigo o en un sitio proporcionado por quien les dá empleo) hasta que llega el fin de semana que es cuando regresan a México. Una cosa que había facilitado esta práctica era el hecho de que si bien las autoridades migratorias norteamericanas tienen apostados las 24 horas del día agentes migratorios en todos los cruces de entrada vigilando de cerca a todos aquellos que quieren entrar usando los puentes internacionales, o sea revisando a todos los que entran, no habían tenido lo mismo disponible para revisar a todos aquellos que salen de la Unión Americana regresando a México; y aún si los hubieran tenido no tenían a la mano el día y la hora en la que cada persona saliendo de los Estados Unidos entró a los Estados Unidos que a su vez hubiera permitido establecer el tiempo de estancia en Estados Unidos de cada persona. El tener que revisar no solo a todos los que entran a territorio norteamericano sino también a todos los que salen habría requerido duplicar el presupuesto con la finalidad de duplicar el número de agentes requeridos no solo para verificar las entradas sino también las salidas, y ello sin tomar en cuenta el trabajo colosal involucrado en cotejar cada salida contra cada entrada de cada persona. Esto fue antes del advenimiento de las computadoras, o sea antes de los años noventa, cuando todas las inspecciones migratorias se tenían que hacer manualmente y visualmente y no existían máquinas capaces de llevar a cabo un registro computarizado con todos los pormenores no solo de las entradas sino también de las salidas. De haber tenido tales recursos, los funcionarios migratorios se habrían dado cuenta de quiénes cruzan diariamente de México hacia los Estados Unidos permaneciendo nueve o diez horas en dicho país, con lo cual habrían podido identificar de manera casi inmediata e infalible a todos aquellos que cruzan de México a Estados Unidos no en calidad de visitantes con fines turísticos o en calidad de compradores sino en calidad de gente con la intención de trabajar pero sin contar con documentos para poder trabajar en los Estados Unidos. Cuando una persona cruza de vez en cuando (digamos una o dos veces por semana) y permanece en los Estados Unidos unas cuatro o cinco horas, sí es creíble que sí haya ido de compras o a visitar conocidos y familiares. Pero si cruza diariamente y permanece todos los días ocho o nueve horas en los Estados Unidos, se deduce sin dificultad alguna que tal persona ha estado trabajando de manera ilegal en Estados Unidos cuando la tarjeta de cruce local le prohibe tal cosa.

Además de la proliferación de equipo de cómputo avanzado que hace posible muchas cosas que antes no se podían hacer de una manera práctica y expedita, justo ahora que ha iniciado la era Trump se encuentra disponible una tecnología comprobada que permite obtener y revisar de manera casi instantánea los datos de cada persona aún desde antes de que haya llegado ante un funcionario migratorio. Se trata de la tecnología RFID,  que permite transmitir la identidad de un objeto o de una persona (similar a un número de serie único) mediante ondas de radio, sin necesidad de ningún contacto físico o visual con la persona. Las tecnologías RFID forman parte de las denominadas Auto ID (automatic identification, o identificación automática). Y resulta que las nuevas tarjetas de cruce local conocidas como visa láser que están siendo distribuídas por los consulados norteamericanos a los residentes fronterizos del lado mexicano están habilitadas ya con la tecnología RFID (antes no lo estaban). Todavía hay miles de mexicanos que cuentan con tarjetas de cruce local que no cuentan con la tecnología RFID, pero conforme sus tarjetas-visa vayan caducando las nuevas tarjetas que les serán entregadas contarán todas ellas con la tecnología RFID (no van a pasar ya más de dos años para cuando esto ocurra), lo cual implica que próximamente todos los mexicanos que residen en la franja fronteriza del lado mexicano ya no contarán con una tarjeta de cruce local a la que le falte el dispositivo RFID. El elemento RFID, que es imposible de falsificar, no está visible a simple vista, forma parte de lo que podríamos llamar el interior de la tarjeta de plástico de la tarjeta de cruce local como la siguiente:




Esta tarjeta del tamaño de una tarjeta de débito contiene en su circuito integrado RFID toda la información y todos los datos de interés sobre la persona que le puedan resultar útiles no solo a los funcionarios migratorios norteamericanos sino también a agencias como el FBI, la DEA, la CIA y el Departamento de Seguridad Interna (Homeland Security).

Las nuevas tarjetas de cruce local con RFID no cuentan con una batería funcionando todo el tiempo para estar radiando una señal eléctrica que pueda ser detectada por algún aparato sensor. Más bien es necesario que un lector externo fijo envíe una señal a la tarjeta que lleva consigo la persona, que hace que la tarjeta de la persona responda enviando una señal al lector fijo que recoge toda la información. Si la persona se está trasladando en un carro, esta es la manera en la cual funciona el sistema recolector de información:




De hecho, aquellos carros cuyos conductores sean poseedores de una tarjeta de cruce local habilitada con tecnología RFID, tienen asignadas garitas de revisión especiales para que en el caso de estos viajeros la información sobre ellos pueda ser obtenida de manera rápida y automática por un agente en un punto de revisión desde antes de llegar al punto de revisión sin que el agente tenga necesidad de recibir en sus manos la tarjeta de cruce local de la persona, lo cual acelera el cruce por estos puestos de revisión identificados como Ready Lane (obsérvese en el logo la varita horizontal que representa una antena transmisora):




Bueno, pero había hablado de un rumor que se ha estado esparciendo entre la población fronteriza; y de acuerdo al rumor últimamente han sido vistos a altas horas de la noche, a la medianoche, o muy temprano en la madrugada cuando hay muy poca  gente cruzando los puentes, lo que parecen ser varios técnicos de mantenimiento de los puentes internacionales, esto del lado americano pero en el lado de los cruces de retorno a México, los cuales no solo han estado reemplazando lámparas (o simulando que reemplazan lámparas) sino que también han estado colocando dentro de las balastras de las lámparas o escondiendo no solo dentro de las lámparas sino también en otros puntos estratégicos de los puentes de retorno lo que parecen ser cajitas con cables que contienen algo, las cuales se presume son alimentadas de alguna manera con energía eléctrica permanente. Y el rumor es que esas cajitas que han estado siendo instaladas a escondidas en los cruces de retorno de Estados Unidos a México son lectores RFID de amplio rango y sensibilidad, algunos de los cuales ya están recogiendo los datos de aquellos que regresan de Estados Unidos a México sin que lo sepan o se den cuenta de ello, y dichos datos están ya siendo recolectados y recopilados por el Departamento de Seguridad Interior para ser usados posteriormente por ICE. Según se dice en la calle, desde hace ya varias semanas que los retornos de todos aquellos mexicanos que entraron a Estados Unidos con tarjeta de cruce local habilitada con RFID están siendo contabilizados por el departamento de inmigración y aduanas ICE (todavía hay mexicanos cuyas  tarjetas de cruce local con fecha de caducidad próxima aún no han tenido que renovar sus visas porque la fecha de vencimiento aún no les llega, pero pronto les llegará). Eventualmente, pronto todas las tarjetas de cruce local de los mexicanos residentes en la franja fronteriza serán del tipo nuevo, habilitadas con RFID, y sin necesidad de tener agentes apostados en los puentes de regreso ICE sabrá exactamente quiénes están regresando de Estados Unidos a México y a qué horas. Actualmente, cualquiera de los agentes migratorios norteamericanos apostados en los puntos de entrada a los Estados Unidos puede consultar en su computadora asignada en su punto de revisión cuántas veces la persona ha entrado a los Estados Unidos, tanto fechas como lugares de entrada. Pero de ser cierto el rumor, pronto, muy pronto, van a saber o tal vez sepan ya no solo las entradas sino también las salidas de todos los mexicanos que entraron a Estados Unidos con su visa láser. Y amparados con tal información, se espera que pronto, muy pronto, habrá decomisos masivos de visas láser de mexicanos en los puentes internacionales al ser evidente cuáles son los que están cruzando con tales visas con la intención de trabajar del lado norteamericano. Y precisamente para evitar perder su principal documento migratorio fronterizo cuando se estén llevando a cabo las primeras redadas, se presume que muchos de los que ya están enterados de este rumor de plano ya han dejado de cruzar a los Estados Unidos excepto en casos verdaderamente excepcionales, lo cual minimiza las probabilidades de que puedan perder el documento. Se dice que el sigilo con el cual están siendo instalados los lectores RFID en los puntos de retorno a México en los cruces internacionales es precisamente para poder utilizar el factor sorpresa para cuando se reciba la luz verde de llevar a cabo las redadas, pero la poca afluencia de mexicanos en los últimos días al lado americano sugiere que se ha perdido el factor sorpresa.

En caso de ser cierto el que todos los mexicanos que regresan a México de los Estados Unidos por los puentes de cruce internacional están siendo detectados y contabilizados individualmente mediante tecnología RFID, esto significa que la mano de obra barata mexicana de la que antes gozaban los norteamericanos que viven en las franjas fronterizas está llegando a su fin. Esto significa que en ciudades como El Paso y San Diego muchas amas de casa se van a quedar sin sus trabajadoras domésticas mexicanas, y significa también que muchas mujeres profesionistas y trabajadoras del lado norteamericano se van a quedar sin sus nanas mexicanas que les cuidaban a sus hijos pequeños mientras ellas trabajan. Pero el impacto puede ser aún más duro y brutal, porque significa que todas las empresas constructoras del lado norteamericano en la franja fronteriza, todos los hoteles, todos los restaurantes, todos los negocios, todos los campos agrícolas que dependen de mano de obra para trabajo pesado, y todo lo demás que se beneficiaba con la mano de obra mexicana barata que cruzaba diariamente de México a Estados Unidos, se van a quedar con las manos vacías, sin nadie que esté dispuesto a trabajar tan duro como lo hacen los mexicanos por la paga que estaban dispuestos a dar. Y por otro lado, si los compradores mexicanos que antes iban a Estados Unidos no a trabajar sino únicamente de compras, de manera temporal, quedan asustados y renuentes de cruzar a ciudades como El Paso, inclusive renuentes a renovar una tarjeta de cruce local que consideren demasiado cara y poco útil por la facilidad con la cual se les puede con cualquier pretexto al momento de intentar cruzar, entonces muchos negocios del lado norteamericano que dependían en buena medida de su clienterla mexicana van a pasar tiempos difíciles por la ausencia de los compradores mexicanos o de plano van a quebrar y van a cerrar como está sucediendo ya en muchos negocios del centro de El Paso. Le va a cambiar la vida a mucha gente.

Y en lo que toca al lado mexicano, puesto que muchos que llegaban desde el sur a ciudades fronterizas mexicanas con la intención de procurar una visa láser para estar cruzando de manera seguida al lado norteamericano para ganar dólares en lugar de pesos ya no lo podrán hacer, para ellos el trasladarse desde el interior de la República Mexicana hasta la frontera norte ya no tendrá ningún atractivo, y mejor se quedarán en Oaxaca, en Veracruz, o en cualquier otro lugar de donde antes estaban viniendo. Y poblaciones como Ciudad Juárez dejarán de crecer como antes lo estaban haciendo. Y las industrias maquiladoras instaladas en el lado mexicano en la franja fronteriza, que batallan para encontrar mano de obra barata, ya no van a poder encontrar los obreros mexicanos que necesitan al haber perdido las franjas fronterizas su principal atractivo.

En síntesis, algo sumamente importante está sucediendo ya en la frontera México-Estados Unidos, pero no en beneficio de ambas poblaciones de ambos lados de la frontera, sino en perjuicio tanto de mexicanos como norteamericanos. Y es a Donald Trump a quien hay que darle el mérito histórico de haber sido el causante de estos cambios históricos de gran envergadura por los cuales será recordado por mucha gente.

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