lunes, 12 de agosto de 2013

Los olvidados del periodista Jorge Ramos



Uno de los conductores de noticieros de televisión hispanos más famosos en los Estados Unidos lo es sin duda alguna Jorge Ramos Ávalos, conductor titular del Noticiero Univision desde el 3 de noviembre de 1986, considerado el de mayor impacto en la comunidad hispana de Estados Unidos, y desde septiembre del 2007 es el conductor del programa semanal, Al Punto.

Una de las cosas que más dividendos le han redituado a Jorge Ramos, sin lo cual posiblemente sería uno más entre el montón, es su postura enérgica en la exigencia al gobierno federal norteamericano por una reforma migratoria que legalice cuanto antes a los cerca de 11 millones de indocumentados que radican en los Estados Unidos, la gran mayoría de ellos mexicanos sin papeles para trabajar legalmente en dicho país.

Basta con leer un artículo que Jorge Ramos escribió el 15 de julio de 2013 titulado “Como perder la Casa Blanca en el 2016” para darse cuenta de la corriente que encabeza Jorge Ramos como ariete principal en contra de quienes se oponen a otorgar una amnistía total e incondicional a los 11 millones de indocumentados que actualmente residen en los Estados Unidos:

“ES FACILISIMO. No hay que romperse la cabeza. Lo único que tienen que hacer los Republicanos en la Cámara de Representantes es votar en contra de la reforma migratoria o boicotear el proceso. Es todo. Con eso basta para que su candidato -el que sea- pierda las elecciones presidenciales en Estados Unidos en el 2016. A veces parecería que los congresistas Republicanos están siguiendo al pie de la letra un plan ideado por su peor enemigo y que consiste en atacar e insultar al grupo político de más rápido crecimiento en el país: los hispanos. En lugar de aprovechar el enorme avance que lograron los Republicanos en el senado aprobando la legalización de la mayoría de los 11 millones de indocumentados, muchos miembros del partido Republicano en la cámara de representantes se han dedicado en los últimos días a echarlo todo a perder. A veces da la impresión que algunos de ellos tienen un particular gusto por sonar como anti-inmigrantes y prejuiciados. Quizás eso les da votos en las remotas partes del país donde no viven muchos extranjeros, pero es de una ceguera política impresionante. No se dan cuenta que su odio puede ayudarles a ganar un distrito en Alabama, Arizona o Alaska pero, al mismo tiempo, les garantiza una terrible derrota electoral a nivel nacional en tres años. El propio expresidente George W. Bush rompió su voto de silencio en una entrevista para tratar de convencer a otros Republicanos como él a que voten a favor de un camino a la ciudadanía para los indocumentados. “Es muy importante arreglar un sistema que está roto, tratar a la gente con respeto y tener confianza en nuestra capacidad de asimilar a más personas”, dijo a la cadena ABC. Bush tiene razón en eso. Lástima que cuando él fue presidente no tenía esa misma urgencia para aprobar una reforma migratoria. Cuando la propuso en el 2007 fue demasiado tarde y ya se había acabado todo su enorme capital político. Bush también dijo en la entrevista que “la razón para pasar una reforma migratoria no es salvar al partido Republicano.” Pero ahí W. peca de ingenuidad. A los Republicanos les urge quitarse ese tema de encima. Mitt Romney perdió la pasada elección presidencial por su absurda y tonta idea de “autodeportar” a millones de indocumentados. El líder de la cámara de representantes, John Boehner, no ha aprendido las lecciones de la historia reciente. Como decía un viejo sacerdote en mi escuela secundaria: “Ve la tempestad y no se hinca”. Si Boenher, como amenazó recientemente, se rehúsa a llevar este tema a votación, estaría cometiendo un verdadero suicidio político para su partido. Es muy desconcertante y desafortunado que Bohener, en una comunicado, haya llamado “equivocada” y “apurada” la propuesta migratoria del senado. Parece estar desconectado de lo que quiere la mayoría del país, según las encuestas, después de casi tres décadas de espera. ¿De verdad Bohener quiere ser el nuevo villano de la comunidad hispana reemplazando al odiado sheriff Joe Arpaio? ¿En serio quiere ser parte del tristemente célebre grupo anti-inmigrante conformado por Pete Wilson, Tom Tancredo, Jan Brewer y Ted Cruz? Ya lo veremos”.

La postura dura e intransigente de estarle exigiendo al gobierno estadounidense una reforma migratoria expedita que de manera incondicional le dé residencia legal a esos 11 millones de indocumentados le ha proporcionado a Jorge Ramos grandes dividendos entre los hispanos que radican en dicho país, principalmente entre los indocumentados, los cuales lo han ayudado a subir sus “ratings” hasta el cielo. Son precisamente los elevados niveles de popularidad entre los latinos indocumentados los que le han logrado el ser considerado “uno de los 25 hispanos más influyentes de Estados Unidos” (de acuerdo a la revista Time). Newsweek lo incluyó en su lista de 50 políticos y comunicadores del país, mientras que una encuesta del Pew Hispanic Center determinó que Ramos es el segundo  líder latino más reconocido de norteamérica. Por otra parte, la revista Latino Leaders dice que Jorge Ramos es uno de  “los 10 Latinos más admirados en Estados Unidos” y de los “101 líderes de la  comunidad hispana.” People en Español lo incluyó en su lista de los 100 latinos de mayor influencia en norteamérica.

Nada mal para alguien cuya principal actividad ha sido y sigue siendo la de explotar mediáticamente la necesidad que tienen esos 11 millones de indocumentados por regularizar su situación migratoria en los Estados Unidos.

Pero hay otros de los cuales Jorge Ramos nunca habla. Son los olvidados de Jorge Ramos.

Los olvidados de Jorge Ramos son las decenas de miles de mexicanos (así como de otros países de Latinoamérica) que, a diferencia de quienes en abierta violación a las leyes migratorias norteamericanas se introdujeron ilegalmente a dicho país sabiendo perfectamente que lo que estaban haciendo era una violación a las leyes migratorias, han estado haciendo filas interminables en los consulados y la embajada de los Estados Unidos en México  para poder ingresar legalmente a ese país. Se trata de los miles y miles y miles que gastando enormes sumas de tiempo y dinero han aceptado someterse a los engorrosos y pesados trámites burocráticos respetando en todo momento los requisitos que se les imponen para poder calificar para una residencia legal en los Estados Unidos. Se trata de gente respetuosa de las leyes que está dispuesta a esperar su turno pacientemente cinco, ocho, diez o más años, para poder obtener la famosa Tarjeta Verde que los autoriza a residir y trabajar legalmente en los Estados Unidos.

Sobre los centenares de miles que han estado esperando y siguen esperando pacientemente su turno en las afueras de los consulados y embajadas norteamericanas para poder inmigrar legalmente hacia los Estados Unidos, Jorge Ramos jamás ha dicho absolutamente nada. Obvio, puesto que por tratarse de gente que no reside ni trabaja ya en los Estados Unidos, se trata de gente que no le ayuda en nada a subirle sus “ratings” de popularidad en USA, los “ratings” se los suben los 11 millones de indocumentados que ya residen y trabajan en los Estados Unidos, no los millones que están a la tensa espera de ser llamados para su cita con el funcionario consular que les dará la autorización para trasladarse legalmente hacia los Estados Unidos o se las negará. Estos no le importan en lo absoluto a Jorge Ramos.

A las enormes multitudes que sufriendo las inclemencias del tiempo están esperando a las afueras de los consulados norteamericanos, pasando penurias sin fin mientras les toca su turno, Jorge Ramos sin pronunciar una sola palabra parecería decirles: “No es mi culpa que todos ustedes sean unos idiotas por querer inmigrar legalmente a los Estados Unidos. Si pudiendo ingresar ilegalmente a los Estados Unidos o pudiendo ingresar con visa de turista quedándose más allá del tiempo permitido no lo hicieron, pues francamente ustedes son una bola de estúpidos, porque serán quienes se saltaron las trancas, se metieron a la brava y están residiendo y trabajando aquí ilegalmente quienes tendrán preferencia sobre ustedes para obtener no solo la residencia sino también la ciudadanía norteamericana. Los que quieren hacer las cosas bien, los que son respetuosos de la ley, friégense y sigan esperando año tras año. Tengan su premio, por querer ser respetuosos de la ley. Ya ven, si por las presiones que yo estoy encabezando desde Univisión se logra una reforma migratoria, y quienes se brincaron la barda logran su residencia y su ciudadanía antes que ustedes, esto además de que no tuvieron que estar como pendejos esperando su turno afuera de los consulados para poder estar trabajando en los Estados Unidos ganando sus ‘dolaritos’, pues bien por ellos y bien por mí, porque ellos me seguirán subiendo mis ratings aquí en USA así como los ratings de Univisión. En lo que a mi respecta, los que siguen en México queriendo andar derechitos, chínguense, por pendejos”.

Para paliar un poco su activismo, Jorge Ramos muy bien podría haber encabezado una propuesta de reforma migratoria para acelerarle sus trámites de residencia en los Estados Unidos a quienes han estado esperando por años su turno afuera de las oficinas consulares, de forma tal que los que quieren hacer las cosas legales reciban su residencia al mismo tiempo que los que ya han estado residiendo en los Estados Unidos sin permiso legal para hacerlo. Pero esto no importa, porque quienes residen fuera de los Estados Unidos no son los que pueden subirle sus “ratings” a Jorge Ramos dentro de los Estados Unidos, son quienes residen de modo ilegal en los Estados Unidos los que le ayudan a construírse fama y gloria, y a ellos se dedica Jorge Ramos.

La reforma migratoria que exige Jorge Ramos en realidad es una demanda enérgica del otorgamiento incondicional de una amnistía a quienes ya tienen mucho tiempo residiendo y trabajando ilegalmente en los Estados Unidos. No sería la primera vez que se concede una aministía como la que está pidiendo Jorge Ramos. Ya en 1983, el presidente Ronald Reagan firmó una amnistía que le concedió residencia legal a cerca de tres millones de indocumentados que residían en dicho país hasta ese entonces. Y a fin de cuentas, para lo único que sirvió dicha amnistía fue para alentar a nuevas generaciones de aspirantes de indocumentados a hacer lo mismo con la esperanza de una segunda amnistía, excepto que en lugar de tratarse de 3 millones estamos hablando ahora de 11 millones. En aquél entonces, manifestando en forma sumamente enérgica su protesta hacia la aprobación de la amnistía concecida en 1983, el senador de Texas Phil Gramm que votó en contra de la misma defendió su voto diciendo que “premia a la gente por violar la Ley” (relegando e ignorando a quienes hacen largas filas en los consulados sin concederles también a ellos una especie de amnistía en lo que a la aceleración de los tiempos de espera en los larguísimos trámites burocráticos se refiere), advirtiendo que esto serviría como incentivo para atraer nuevas oleadas de indocumentados todos ellos con la esperanza de una segunda amnistía; y el tiempo le dió la razón al senador Gramm al haber hoy el triple del número de indocumentados que había en los Estados Unidos en aquél entonces. Si se concede una segunda amnistía ahora privilegiando a quienes violaron la Ley por encima de quienes han hecho lo posible por cumplir con ella, se puede anticipar que habrá nuevas oleadas de inmigrantes indocumentados a tal grado que en pocos años habrá demandas e inclusive amenazas veladas pidiendo a gritos una tercera amnistía, quizá para 20 ó 30 millones de indocumentados. Porque es un hecho corroborado por la historia y la práctica jurídica que nada alienta tanto la violación de las leyes como la impunidad en que quede la violación de las mismas. Si hay una segunda amnistía, quienes siguen esperando pacientemente su turno afuera de las oficinas consulares de los Estados Unidos para poder inmigrar legalmente a los Estados Unidos y por los cuales no hay nadie que hable por ellos en los foros norteamericanos pidiendo una aceleración de sus trámites pueden muy bien terminar concordando con individuos como Jorge Ramos diciendo: “¿Para qué demonios ando perdiendo mi tiempo y mi dinero aquí como un perfecto imbécil, tratando de inmigrar legalmente hacia los Estados Unidos respetando en todo momento las leyes de dicho país, cuando muchos de mis parientes, amigos y conocidos ya lo hicieron ilegalmente, han estado trabajando desde hace años allá ganando sus buenos dólares, y ahora les van a conceder su residencia legal y hasta su ciudadanía? ¡A la chingada con los trámites consulares, a la chingada con los funcionarios consulares de mala cara, a la chingada con todo el proceso de inmigración legal, yo también haré lo mismo, les voy a demostrar a los gringos que no soy tan estúpido como ellos creen.”

Una cosa de la que no se habla mucho en los actuales debates sobre una reforma migratoria en el Congreso norteamericano es el hecho de que entre los tres millones de indocumentados a los cuales se les concedió amnistía y residencia legal en 1983, hubo un buen número que terminaron siendo deportados porque incurrieron en delitos clasificados como felonías en los Estados Unidos, delitos tales como asalto a mano armada, violación sexual, asesinato con premeditación y ventaja, narcotráfico, fraude, en fin, la lista es amplia. Esto era de esperarse, porque si a quien ya violó una vez la ley en vez de aplicársele una sanción ejemplar se le premia y se le dan preferencias inclusive por encima de aquellos que son respetuosos de la ley como los olvidados de Jorge Ramos, entonces se está alentando a que la sigan violando. O en pocas palabras, es más probable que quien haya violado las leyes termine violándolas de nuevo que quien nunca las ha violado, y las estadísticas lo confirman.

Sin hacer jamás mención alguna acerca de sus “olvidados”, Jorge Ramos es uno de los rostros más visibles que hablan por una oleada de indocumentados que están recurriendo a la amenaza velada o inclusive directa en caso de que no se les conceda la residencia legal permanente de manera incondicional. En el artículo citado arriba de Jorge Ramos, la amenaza consiste en llevar a cabo la demolición del Partido Republicano en caso de que no ceda a las presiones por una reforma migratoria que conceda una segunda amnistía incondicional. Tómese en cuenta que este tipo de amenazas, presiones y chantajes los están haciendo personas que se introdujeron y establecieron en los Estados Unidos a la brava.

Una postura más entendible de parte de quienes piden una reforma migratoria que posiblemente tendría un mayor apoyo en el Congreso y el Senado norteamericanos sería aquella en la cual los voceros dijeran algo como lo siguiente: “Reconocemos que desde el momento en que nos introdujimos a este país para establecer nuestra residencia lo hicimos a sabiendas de que estábamos violando las leyes migratorias. No estamos exigiendo nada. Solo pedimos un poco de comprensión y caridad para quienes ya estamos establecidos en este país, solo pedimos una oportunidad para que se nos permita demostrar que nosotros somos gente productiva y gente de bien. Estamos dispuestos a aceptar las sanciones que se nos impongan, estamos dispuestos a someternos a los castigos que se nos quieran imponer a causa de nuestra violación socarrona a las leyes migratorias norteamericanas, pero por favor, no nos echen fuera, no nos separen de nuestros familiares que ya tienen una vida hecha aquí; apelamos a la generosidad con la cual en otros tiempos se abrieron las puertas de este país a los recién llegados en puntos de entrada como la isla en la que hoy se levanta la Estatua de la Libertad”. Pero en vez de hacer tal cosa, Jorge Ramos y sus adláteres encabezan una postura en la cual no piden, sino exigen, e inclusive amenazan si no se les cumple. Y esto no es bien visto en ninguna parte del mundo en la cual otros quieran hacer lo mismo.

Una nota reciente que confirma que los 11 millones de indocumentados no se van a conformar con migajas y están yendo por la enchilada completa (the whole enchilada) recurriendo a presiones directas, actos de desobediencia civil así como amenazas directas en contra de los políticos que “estorben” es la publicada el 12 de agosto de 2013 por Notimex, que bajo el título “Lanzan campaña de presión para aprobar reforma migratoria” dice lo siguiente: “Una agresiva campaña para exigir la reforma migratoria ahora en Estados Unidos y hasta la remoción de legisladores republicanos racistas inundará California, anunciaron ayer sus organizadores. Mientras que en la Cámara de Representantes los legisladores están en receso, los activistas lanzaron una serie de movilizaciones y protestas, en lo que destaca California con más de un centenar de éstas. Líderes y activistas se reunieron este fin de semana en privado para preparar y afinar sus acciones, con las que buscan presionar a legisladores republicanos que están renuentes a resolver un sistema migratorio fracturado. A partir de mañana lunes, grupos proinmigrantes se apostarán en oficinas de congresistas republicanos y en especial urgirán al liderazgo republicano a que retire al congresista Steve King, republicano de Iowa. King han sido de manera permanente un abierto opositor a la reforma migratoria, que podría legalizar a unos 11 millones de inmigrantes en el país, y ha lanzado comentarios racistas y antiinmigrantes. Éstas son parte de la estrategia de 462 movilizaciones y acciones de activistas, organizaciones, líderes religiosos, estudiantes y sindicatos y hasta políticos locales, titulada ‘Cuenta regresiva para la ciudadanía’. ‘No serán acciones ordinarias’, aseguraron los activistas pro inmigrantes que anunciaron la campaña que buscará molestar, humillar y hacer cambiar de opinión a los congresistas republicanos en sus oficinas y sedes partidarias. Habrá actos de desobediencia civil, plantones en las oficinas de los congresistas, jornadas de llamadas telefónicas y talleres de ciudadanía en más de 30 ciudades de California. Otra acción es la caravana con decenas de autos y camiones ‘Sin descanso en el camino a la ciudadanía’ que mañana lunes iniciarán 11 caminantes, en representación de los 11 millones de indocumentados y que parará en al menos 32 ciudades en California. En la caravana participarán representantes de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA), del Sindicato Internacional de Empleados de los Servicios (SEIU), entre otros. Durante 21 días los viajeros recorrerán más de 500 kilómetros desde Sacramento a Bakersfield para llegar a la oficina del congresista Kevin McCarthy, considerado el tercer republicano con más poder en la Cámara de Representantes. El próximo 14 de agosto, otra caravana partirá del Dodger Stadium de Los Ángeles rumbo a las oficinas del congresista McCarthy en Bakersfield. María Elena Durazo, dirigente regional de la central sindical AFL-CIO, dijo que la prioridad en el movimiento laboral es la reforma migratoria. ‘Los republicanos son el único obstáculo para que se pueda aprobar una reforma migratoria’, dijo Durazo. La líder sindical advirtió al líder de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y a todos los congresistas de ese partido, que habrá consecuencias en las urnas a la hora de movilizar a los votantes. Durazo dijo que esto ocurrirá ‘si no respetan la decisión de los estadunidenses, que por mayoría están a favor de una reforma migratoria’”.

La “agresiva campaña” de la nota de arriba cuenta de antemano con el apoyo de comunicadores hispanos importantes en los Estados Unidos como Jorge Ramos, el cual, como de costumbre, no moverá un solo dedo a favor de sus “olvidados” en México (así como de otros países de Latinoamérica) que quieren inmigrar legalmente en obediencia a las leyes norteamericanas esperando por años formando parte de filas interminables en las afueras de los consulados norteamericanos, porque “si por querer actuar muy derechos los respetuosos de las leyes terminan siendo tarugos perdiendo su tiempo y su dinero, pues que se chinguen, yo estoy aquí para ayudar a quienes no fueron tan pendejos como aquellos que quieren respetar las leyes, además de que ellos no son los que me suben los ratings en las encuestas aquí en Estados Unidos”. Efectivamente, son los 11 millones de indocumentados en los Estados Unidos los que le suben los ratings, dándole fama a tal grado a Jorge Ramos que puede hacer suyas a mujeres hermosas como Ana de la Reguera.

En una cosa sí podemos estar muchos de acuerdo (posiblemente todos). El sistema migratorio norteamericano es ya una verdadera porquería. Lo ha dicho no solo el mismo presidente Barack Obama (con su frase “America's immigration system is broken and has not kept pace with changing times”), también lo han dicho prominentes senadores y congresistas. El mismo sistema migratorio que en el siglo pasado le ayudó a los Estados Unidos a construír una prosperidad sin precedentes en la historia de la humanidad al abrirle sus puertas a una oleada de inmigrantes trabajadores y talentosos es hoy uno de los causantes del declive de dicha nación, y en contraste con lo que sucedió en el siglo XX, ahora en el siglo XXI el sistema migratorio está conduciendo a dicho país a su ruina. Y de algunos de los signos de este declive ya se ha hablado aquí en trabajos anteriores.





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